Maya Mac Lean es una mujer que lleva el diseño y el arte en la sangre. Se dedica a crear espacios extraordinarios y a fabricar mobiliario de la más alta calidad, dejando en alto el diseño boliviano y el legado de su padre. Apasionada por el diseño en todas sus formas, ha transformado lo que inicialmente era una fábrica de muebles en un emporio de diseño integral.
Para iniciar con este viaje, cuéntanos… ¿Cómo descubriste tu pasión por el diseño? ¿Fue por vocación o influencia familiar?
Fue de una forma muy graciosa en verdad. Al salir del colegio a mis 19 años yo me encontraba totalmente perdida sobre que me gustaría estudiar, ¡Mucho menos hacer el resto de mi vida! Pero ahí, mis padres tomaron la decisión de enviarme a estudiar a Chile y como no mostraba ningún interés en particular me propusieron estudiar decoración de interiores que les pareció que era algo simple que yo podría disfrutar. Y así fue, en poco tiempo me enamoré profundamente del diseño de interiores y disfruté con total alegría lo que estaba estudiando.
Seguiste los pasos de tu padre y eres la segunda generación trabajando en el rubro… ¿Cómo fue tu primer acercamiento laboral?
Cuando volví de Chile, tenía 21 años, inmediatamente me puse a trabajar con mi papá, él era un gran diseñador de muebles. Un día me dijo “tengo algo para ti” y me llevó al centro de la ciudad. En calle Bolívar de Cochabamba me mostró un hermoso local y lo tomó para mí. Me lancé entonces al trabajo y diseñé mi primera colección. Mi tienda fue algo totalmente distinto a lo que había en aquella Cochabamba de hace 30 años. Me acuerdo que el día que abrí mi tienda, yo misma estaba impresionada al ver que, en el momento que sacamos los papeles de las vitrinas, había una aglomeración de personas en la calle esperando entrar a la tienda y ser atendidos. Fue algo muy emocionante para mí, tuve muchísimo éxito en ese momento.
¿Respecto a lo que tu padre hacía, en qué se diferenciaban? ¿Cuál es la mejor lección que te ha enseñado?
Siempre ha habido una gran influencia de él en mí, hasta el día de hoy. Yo creo que la gran diferencia es que él era muy masculino. Sus muebles eran muy Bauhaus y mis muebles tienen más sensualidad y una parte más femenina. Él me enseñó a proporcionar, escalar y dimensionar de la forma correcta, eso es lo mejor que él me ha dejado. Proporcionar y pensar que cuando estás haciendo un mueble, proporción y funcionalidad es la base. Pero como no, también todo su legado cultural, me enseñó no solo de diseño, si no de arte, de música, de literatura, todas partes necesarias para luego poder imaginar y materializar mis propios diseños.
¿En qué momento tomaste la decisión de irte a Barcelona para estudiar diseño
industrial?
Me fue muy bien en aquella primera tienda que tuve, y a raíz de eso pensé en no quedarme en Cochabamba porque era aún una ciudad muy reducida. Trabajé por 2 años y a mis 23, por cuenta propia a nivel económico, me fui a Barcelona. Entre a la carrera de diseño industrial, me tomaron en cuenta dos años así que entre al tercer año de carrera. Fue una experiencia increíblemente enriquecedora, pude ver que entre lo que había estudiado en Chile y lo que estaba estudiando en Barcelona había un mundo de distancia. Europa en aquellos tiempos era como que te hubieras ido 20 años hacia el futuro.
¿Cuál ha sido el proyecto que más te ha marcado hasta ahora?
Honestamente, creo que a cada trabajo que te llega le pones toda tu impronta y pasión. Siempre hay hitos, hacer hoteles, hacer cosas más grandes pero lo que yo realmente amo es hacer el diseño de hogares. Permanentemente hay una evolución que no me deja quedarme en el pasado. El mejor trabajo siempre es el próximo.
Se nota que amas tu trabajo… ¿Qué es lo que más disfrutas de lo que haces?
Una cosa que me fascina es ver la construcción y fabricación de los muebles. El momento que más disfruto es cuando veo que los muebles ya están avanzados en nuestra fábrica y ya se perfilan a lo que van a ser. Y por supuesto el momento en que entregamos los muebles, sobre todo en proyectos que son más completos en que la gente ya te pide todo lo que está dentro del entorno de lo que es la decoración. Entonces cuando entregamos un trabajo más integral, cuanto más hemos hecho nosotros, más emocionante es. Es el momento donde puedo ver realmente la materialización de lo que alguna vez fue un sueño en mi cabeza, es verdaderamente un sentimiento mágico.
¿Podrías definir tu estilo en una palabra?
La palabra perfecta es ecléctico, una combinación de elementos y estilos que se unen bajo un mismo concepto o idea y crean un diálogo mucho más emocionante entre ellos que un estilo tradicional. Puedes tener cosas que están de moda ahorita y a la vez unas antigüedades. No me gusta lograr el efecto todo combinado y todo a juego, este de hecho está muy pasado de moda en el resto del mundo y llega a ser casi aburrido. Tiene que haber cosas que rompan o que no tengan nada que ver, pero en el conjunto sí, se ve un todo armónico, pero con piezas especiales que le dan ese toque único y artístico a nuestros trabajos.
El proceso detrás de su creación, a diferencia del mobiliario producido en masa, es único, impregnado de tiempo, esfuerzo y meticulosa atención que solo el trabajo manual puede otorgar. Las sutilezas en la madera, las variaciones en la textura y la imperfecciones e irregularidades de los materiales son características que realzan la autenticidad de los muebles. Se trata de un renacer que no solo comprende el tributo y la celebración al arte de los artesanos, sino también el desafío al paradigma industrial, invitando a una reflexión sobre el valor de la singularidad en un mundo globalizado.
¿De qué manera ha evolucionado tu estilo en el diseño de muebles?
En el inicio, eran muebles clásicos porque eso era lo que se usaba en aquellos tiempos aquí, pero cuando empezó la línea recta yo tomé la decisión de re inaugurar un nuevo estilo contemporáneo, con líneas rectas, simples y purificadas. Al principio tenía un poco de miedo porque hasta ese momento había sido totalmente otra cosa, pero el lanzamiento, en la ciudad de La Paz, fue un éxito, un cambio radical de un día a otro, pero que nos dio nuestro sello excepcional y carácter propio.
¿Quién ha sido tu mayor referente del diseño?
He tenido referentes muy importantes sobre todo en el principio, ahora no tanto, ahora es más global viendo por aquí y allá. Christian Liaigre era un diseñador francés muy famoso que yo admiraba, su tipo de muebles fue un punto de inspiración. A su vez la marca estadounidense Holly Hunt, es muy afín a lo que a mí me gusta y al principio Christian Liaigre era su diseñador estrella, ahí es la primera vez que lo vi. Tiene un diseño muy sobrio, líneas rectas en madera, muy honesto en sus formas. Es cero pretencioso y absolutamente exquisito.
¿Dónde encuentras inspiración?
Acabo de estar en el Salone del Mobile en Milán este 2023, amo completamente este evento y ver lo más top del mundo en diseño que está en Italia. Ese es el fin de cada uno de mis viajes, ver ejemplos espectaculares en diferentes disciplinas. Al final la creatividad es una sola, la creatividad está en la comida, en el arte, en los objetos, en la ropa, en los eventos… El diseño final es una combinación de todo.
También he disfrutado mucho ahora que mi hija estuvo en Madrid haciendo dos masters, en Diseño de Interiores en el Instituto Europeo del diseño y en Interior Styling en Conde Nast College. Aprender de lo que ella me transmitía de sus estudios es una maravilla, algo también nuevo para mí, algo fresco que enriquece mi trabajo.
¿Cómo haces para equilibrar tu lado creativo con el lado más racional y objetivo?
La verdad que esa parte no me cuesta mucho. Tengo un método que es cuando voy a diseñar algo y no tengo ni idea, hago cualquier cosa. Dibujo la base a mano como sea y de ahí voy superponiendo papeles y sigo dibujando y dibujando e inmediatamente sale lo que tiene que salir. Yo estoy en permanente estado de observar e informarme. Por eso no es difícil el momento de la creación porque te estás alimentando permanentemente para poder diseñar.
En un país mayormente conservador en el tema de diseño interior, ¿Cómo logras convencer a los clientes de probar algo nuevo?
Ha sido un proceso. Literalmente llevo 29 años haciendo muebles y creo que siempre he tenido una visión muy concreta y muy decidida sobre lo que quería hacer. La gente llega a creer en ti en base a resultados, a la obra terminada que pueden ver y reconocer como hermosa. De alguna manera mis diseños siempre han tenido una personalidad muy específica y creo que con el tiempo esto ha creado confianza del público hacia mí. Yo siempre digo yo soy como el médico, te voy a decir lo que no me gusta. Porque como médico, no puedes decirles a tus pacientes que todo está perfecto. La honestidad siempre es el mejor camino para los grandes resultados.
¿Cómo es el proceso de diseño para cada cliente?
En nuestro caso para cada cliente es una historia, tomando en cuenta que siempre partimos de conocer a nuestro cliente y visitar el lugar. El decorador es una especie de psicólogo que tiene que interpretar qué tipo de vida va a llevar su cliente, que necesita y que quiere mostrar de sí mismo en su casa. Esta es siempre un tipo de carta de presentación, las casas son el lugar donde habitamos pero también aquel que muestra nuestra personalidad, gustos, e inclinaciones.
Tienes que pensar que tu entorno es tu espejo, es tu segunda piel. Yo, por ejemplo, entro a una casa y puedo saberlo todo de la persona, porque tu casa es una expresión de ti mismo. Es en base a lo que yo lea de ti y lo que tú me transmitas que te voy a hacer una propuesta. En la casa no debe estar mi impronta, si no la impronta del cliente perfeccionada por mí.
Tu marca tiene un gran reconocimiento… ¿Cuál dirías que es tu valor agregado?
El valor para mí es que nuestros muebles son atemporales. Ninguna pieza que adquieras en Maya Mac Lean Design es desechable. La calidad y el diseño de líneas limpias y depuradas es para siempre, dándote además la posibilidad de diez años después trabajar sobre el mueble, se re tapiza, re barniza y queda totalmente nuevo y diferente. La reinvención siempre es posible, para mí los muebles son plastilina.
En tu opinión, ¿Qué importancia tiene el mobiliario en el resultado de un espacio? Y, además del mobiliario, ¿Qué compone la atmósfera de un ambiente?
Los muebles son los protagonistas, no hay una buena decoración con muebles que no tengan la calidad de fabricación como de diseño, pero lo que conforma la atmósfera final son los accesorios, alfombras, adornos, arte y plantas. Al final es un todo, un conjunto, un verdadero trabajo de diseño de interiores es una conjugación entre todas sus partes que dialogan en perfecta armonía, no se puede lograr un espacio sin el mobiliario y decoración adecuada, es así de simple.
Si hablamos de estética versus funcionalidad, ¿Cuál es el balance en tus productos, alguno tiene mayor prioridad?
No puede haber estética sin funcionalidad. Ahorita la tendencia en los muebles es que cada mueble sea casi un objeto artístico. Creo que van totalmente de la mano. Es más, esa funcionalidad, al ser los muebles un producto utilitario, define la estética de ese mueble. Por definición aquello que no tiene funcionalidad es arte en su estado puro, nosotros hacemos piezas artísticas, es decir piezas totalmente funcionales, pero con la belleza y estética del arte.
Sabemos que no pasas por alto ningún detalle… ¿En qué momento consideras que un espacio está finalizado y cumple con tus expectativas?
Cuando un trabajo va tan a detalle y puede que nunca acabe, porque vas cambiando cosas, mejorando y actualizando constantemente. Hay un resultado final y de pronto ves un espejo que te gustaría que sea otro, al final las casas, los espacios, son también entidades vivas que están en movimiento.
Mirando al futuro, ¿Qué tendencias te emocionan? ¿Alguna que quisieras que vuelva?
Que vuelva, ninguna, a mí me gusta siempre lo que viene, pero siempre hay una vuelta al pasado, pero con un lenguaje diferente. De todas maneras, ahorita está muy en tendencia y si me gusta mucho todo lo que es de los 60 y 70.
Como inspiración para los nuevos diseñadores, ¿Qué consejos les darías?
Yo pienso que es muy importante no ser muy dependiente de las tendencias, hay que crear un lenguaje interno y ese lenguaje tiene que salir afuera, y para eso necesitas obviamente definirte tú mismo como persona. Al final un diseñador tiene que ser una persona muy leída, culta, tiene que saber de arte y de muchas cosas porque de ahí va salir la riqueza de sus diseños. Se tiene que crear un camino personal y eso toma tiempo. La verdad que, en este trabajo, la experiencia cuenta mucho porque lo que antes tenías que pensar ahora es inmediato.
Para concluir… ¿Qué legado te gustaría dejar en el mundo del diseño?
Creo que me gustaría justamente el tema del diseño atemporal, de cosas que duren. Ahora que en nuestro mundo todo es desechable, nosotros queremos hacer algo que sea para siempre, que después se pueda reinventar, que es un poco lo que hizo mi papá. Eso y esta nueva idea del diseño como medio de sanación para el ser humano. Soy una persona muy afín a distintas terapias, al autodescubrimiento y a la búsqueda constante de entender nuestra propia mente. En este contexto es que he encontrado que los interiores sanan, y más en un mundo tan loco como el que tenemos ahora, las personas necesitan llegar a su casa y que ésta les proporcione paz. Mi finalidad como diseñadora es que cada cliente se levante y que aquello que vea le inunde de paz, armonía y una respuesta a quién es.
