Étonnant se traduce del francés como “asombroso”. Y pocas palabras reflejan con tanta fidelidad lo que las obras del estudio de arquitectura, diseño y construcción de Irene y Sofía Parada producen en quien las admira: asombro.
Foto 1: Irene Parada, arquitecta y socia de Étonnant Arquitectura
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
El mejor de los ejemplos es la Hacienda Don Julio, la finca de la familia Kohlberg que las dueñas de Étonnant Arquitectura intervinieron hace casi un año, y que desde octubre volverá a recibir visitas en unas remozadas instalaciones, en las que el estudio de las Parada consolidó su apuesta de interiorismo moderno en una casona sexagenaria.
“Hemos trabajado para conservar el espíritu de la casa con un nuevo aire, es decir, tratamos de fusionar el interiorismo moderno con la casona original, en el tema de sus materialidades y sus tonos. Tratamos de respetar el paisaje, crear una armonía entre el paisajismo y la arquitectura e interiorismo”, detalló a Revista Domos la arquitecta Irene Parada.
Foto 2: Sofía Parada, hermana de Irene y socia del estudio de arquitectura y diseño.
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
Las seis décadas que pasaron desde que la finca fue inaugurada envejecieron las instalaciones, sus materiales y superficies. Étonnant Arquitectura dedicó dos meses de trabajo a estudiar el inmueble para plantear soluciones acordes con las características de la propiedad y los requerimientos de la familia que les confió el tesoro del Valle de Santa Ana.
“Se estudió el tema del manejo y el trato del vino, tuvimos mucho cuidado con el diseño, esa conexión que permita al visitante sentirse como en casa, quisimos crear una atmósfera cálida y campestre para celebrar el aniversario de la hacienda”, explicó la arquitecta.
Foto 3: El interior del wine shop, un ambiente que las arquitectas crearon para la finca.
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
Soluciones artesanales para un confort campestre
El plan maestro que el estudio presentó a los Kohlberg incluyó el revestimiento de los muros de barro que se levantaron hace 60 años. La misión consistió en respetar la naturaleza de la casona, con el agregado de habilitar nuevos y amplios ambientes, para los que intervino el ingenio de las arquitectas, la tecnología en la construcción y las manos de artesanos locales.
“La pérgola tiene una estructura metálica en cuya parte superior se trabajó una cubierta tejida por los artesanos que contactamos. La posición de la finca nos ayuda por el clima seco, eso nos dio la posibilidad de trabajar un tejido que genera sombras y va cambiando a lo largo del año, según las estaciones”, contó Irene.
Foto 4: La cubierta de tejido artesanal sobre las estructuras de metal de la casona.
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
Para los acabados de interior trabajaron herreros y artesanos, que adaptaron sus obras a las exigencias del estudio. El resultado muestra estructuras reforzadas cubiertas de soluciones artesanales que otorgan un aspecto campestre que no resigna el confort.
Mobiliario hecho a medida
En los 10 meses de desarrollo del proyecto, el estudio involucró desde el primer día el concepto mobiliario de Agimex, firma que ofreció un catálogo amplio, con diferentes alternativas personalizables.
“Agimex formó parte fundamental del proyecto desde el primer día, por los mobiliarios que ellos ofrecen. En este caso se acomodaban a las exigencias de la familia Kohlberg y de nuestro estudio, nos ofrecieron una amplia gama de productos con opción de personalizarlos desde la elección de colores y material. Este mobiliario fue hecho a medida”, señaló la socia de Étonnant.
Foto 5: El mobiliario provisto por Agimex, a requerimiento de Étonnant.
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
Todos los muebles importados para el proyecto cuentan con tecnología para uso en exteriores, son piezas de mobiliario y de vanguardia fabricadas en la planta de Agimex en Brasil, que cumplen su funcionalidad y conservan las formas artesanales.
Un estudio que apuesta por las historias tras las obras
Irene y Sofía son de la idea de que el talento se hereda y, en su caso, aseguran que su pasión por la arquitectura y el diseño es el legado de su padre, Fernando Parada.
“Con mi hermana tuvimos el privilegio de compartir desde la vida universitaria, estudiamos la misma carrera, hoy somos socias del estudio y mi padre es arquitecto, desde ahí viene el gusto por el diseño y el arte”, afirmó Irene.
Foto 6: Las oficinas de Étonnant Arquitectura, en Santa Cruz de la Sierra.
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura
Ambas cursaron estudios superiores en la Universidad de Belgrano, Argentina, e hicieron un intercambio de especialización en la Universidad Politécnica de Madrid. Más tarde decidieron hacerse socias de Étonnant.
“Somos un estudio de arquitectura e interiorismo que en diciembre cumplirá cinco años. Abarcamos dos áreas: vivienda y comercial, somos personas apasionadas por lo que hacemos, en cada proyecto nos gusta involucrarnos, impregnarnos con la esencia de la obra y hacer de cada proyecto algo único. Cada obra tiene su propia fuerza y su potencial”.
Créditos imagen de portada:
Fuente: Estudio Étonnant Arquitectura