En la búsqueda constante de bienestar, el autocuidado ha trascendido los límites personales para integrarse en la esfera del diseño interior y la decoración. El interiorismo residencial ha evolucionado hacia un enfoque holístico, basado en el diseño restaurador y regenerativo característico de hospitales, escuelas, aeropuertos u otros espacios públicos.
Esta búsqueda constante de bienestar está compuesta por un campo multidisciplinario que combina diseño, arquitectura y psicología. Una fusión que permite percibir los espacios habitados a través de los sentidos, en donde cada aspecto del entorno influye sobre los procesos cerebrales vinculados a estados mentales como la experiencia del dolor, el estrés y la emoción.
De esta manera, se introduce el neuro interiorismo, cuya esencia comprende la idea de que los elementos de diseño y el entorno circundante afectan los procesos cognitivos de las personas. Una ciencia que demuestra la capacidad de los espacios para ser conductores de emociones, generadores de creatividad y facilitadores de concentración, así como también fomentadores de la relajación y reductores de estrés. Al comprender cómo los entornos afectan nuestros comportamientos, será posible diseñar espacios que apoyen la salud mental y contribuyan a un mayor bienestar general, creando así espacios terapéuticos.
La planificación adecuada de un interiorismo consciente implica considerar diversos aspectos, iniciando en el uso que se le dará al espacio y las necesidades de las personas que lo habitarán, seguido de la composición arquitectónica hasta los elementos decorativos. Un proceso que conlleva la elección del mobiliario y su disposición, los colores y materiales, la circulación y la privacidad en cada espacio, la calidad de la luz y la ventilación, así como cualquier otro factor que aporte a la mejoría de la calidad de vida.
Un diseño de interior que considera activamente estas condiciones, permite crear ambientes que ayudan a vivir de manera más satisfactoria y que promueven la salud física, mental y emocional, fomentando así hábitos saludables en la vida cotidiana. Un edificio con una buena distribución y fácil accesibilidad puede motivar a las personas a caminar más o una cocina diseñada conscientemente para la preparación de alimentos puede fomentar una alimentación saludable. Incluso, para crear un mero espacio para practicar Niksen, el maravilloso arte de no hacer nada, simplemente disfrutar del placer de existir.
Este enfoque nos impulsa a reconocer el potencial transformador de cada elección de diseño y nos recuerda que, en la convergencia de la mente y el espacio, yace la posibilidad de una vida más enriquecedora, más conectada y más consciente. Existen diversas interpretaciones acerca del concepto bienestar y no hay una receta secreta, pero de lo que sí estamos seguros, es que se trata de espacios que no buscan la perfección ni tampoco impresionar, sino de espacios reales diseñados para ser vividos y disfrutados.
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Fuente: https://www.revistaad.es/diseno/articulos/neolith-hogar-refugio-seguro