Hasta hace 25 años la ciudad de El Alto estaba pintada en sepia. “Todas las construcciones eran de adobe, de barro comprimido”, acomodadas una al lado de otra sobre calles y avenidas polvorientas, de tierra color bronce, recuerda Freddy Mamani, quien en los albores del nuevo milenio irrumpió con sus cholets y comenzó a darle color a la “capital de Los Andes”.
“En mis obras destacan los altos relieves, los vitrales de gran tamaño y espacio. Claro, me copian, pero me parece bien porque (mi estilo) se va enraizando en la cultura. En mis obras, encima de todo, siempre está el cholet, destaca el estilo de las puertas, la fusión de lo tiwanacota y lo moderno, un estilo andino, con los tejidos, la cerámica”, es la forma en que Mamani define su trabajo en el documental “Cholet” (2016), dirigido por Isaac Niemand.
La popularidad de sus cholets hizo que su nombre no sólo se escuche en los círculos de comerciantes y emprendedores de los segmentos sociales más populosos de La Paz y El Alto, que le confían la construcción de sus edificios, sino que le valieron instalarse como tema de conversación en ámbitos más especializados dentro de la arquitectura e ingeniería, eso sin contar el interés que despertó en la prensa internacional.
Las creaciones de Freddy Mamani se acercan a un centenar de trabajos que comenzaron con el cholet Grand Palace, una construcción de principios de los 2000, que se levantó frente a la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
A partir de esa edificación, la zona 16 de Julio se convirtió en su lugar de trabajo por excelencia. Allí levantó los cholets Hans y Ángeles, Don Bernardo, Salón de Eventos Flamenco, Mercedario, La Gran Emperatriz, Salón Olympo, Montecarlo, Salón de Eventos Don Cleto, Don José, Enrique, Reinaldo, Salón Flor de Tupilla, Príncipe Alexander…
Una de las obras más icónicas de su catálogo es el Salón de Eventos Rey Alexander, que además de los ambientes convencionales de un cholet, sobre el salón de fiestas, en la azotea, cuenta con una cancha oficial de fútbol de salón, con césped sintético y la inscripción “Juventus” en medio del campo de juego, personalizado para Alejandro Chino Quispe, propietario de la sastrería Juventus, referente del vestuario para varones que participan de la festividad del Señor del Gran Poder.
El estilo Mamani
No sólo los grandes vitrales, la forma de las puertas y los aires tiwanacotas de los que habla Freddy marcan su estilo. Para ser cholet, una construcción debe cumplir ciertos requerimientos.
“En la cultura andina decimos que todo tiene vida, por eso, mis edificios tienen que generar dinero. La planta baja incluye siempre tiendas o galerías comerciales para alquilar. La primera planta es un salón construido en dos niveles. Luego, encima, tenemos dos niveles de departamentos, y arriba de todo está el chalet, construido también en dos niveles, es un dúplex”, detalla Mamani.
El arquitecto de los cholets afirma que la disposición de los ambientes atiende las necesidades de los propietarios del edificio en el momento en que encargaron la obra, y que esas mismas características permitirán que en unos años estos puedan dejar con mayor facilidad el inmueble para beneficio de sus hijos. “Los cholets son construidos para parejas jóvenes que más tarde heredarán eso a sus hijos, por plantas, cuando ellos ya se independicen”.
El estilo que impone Mamani incorpora, según su visión, lo que representa el alteño actual, su forma de vida, el poder económico que ostenta y su posición dentro de la sociedad.
“Este tipo de arquitectura representa al alteño actual, porque el alteño se identifica por su vanguardia, por su lucha en lo económico, social, cultural, político y ahora en la arquitectura”, resume.
Desde la concepción de la arquitectura que se enseña en la universidad, la obra de Mamani tiene “predilección por el arte bidimensional” reflejado en las fachadas, sin que su aporte pueda ser considerado revolucionario. No obstante, en ese mismo ámbito destacan la “atención al sentido estético de los grupos populares” que contratan sus servicios y confían en su buen gusto.
A la crítica, la respuesta: “En la universidad nos enseñan la arquitectura occidental, los que se van a estudiar afuera regresan adoctrinados, pero tenemos que acercarnos al cliente, a nuestra población, entender las verdaderas necesidades de nuestro pueblo, es eso lo que yo estoy haciendo…”.
La fórmula parece simple y Freddy sabe cómo llevarla a la práctica. El resultado son decenas de edificios que llevan su sello y se encuentran en diferentes barrios de la ciudad de El Alto y la zona Norte de La Paz, donde, si es un cholet, es una creación de Mamani.
Créditos imagen de portada:
Crédito: freddymamani.com